Se hace patente que no ha habido ninguna actualización desde su fecha de construcción y es preciso realizar una intervención con una reforma integral. Por cuestiones presupuestarias se decide reparar y conservar el pavimento de las baldosas modernistas con formas geométricas que aportan estilo y carácter. Las baldosas son muy sólidas y resistentes, aunque precisan de una capa impermeabilizante debido a su porosidad, para hacerlas resistentes a las manchas. El resto de las estructuras se derrumban y se instala todo nuevo siguiendo las normativas del código técnico.

 

El pavimento es el hilo conductor que la interiorista utiliza para narrar la historia de este espacio, y se inspira en la fusión de referencias que evocan al estilo afrancesado, para ello incorpora molduras colocadas estratégicamente a lo largo de la vivienda   y las combina armónicamente con las formas geométricas del pavimento, al mismo tiempo aprovecha sus mismos tonos  para reflejarlos en algunas de sus paredes utilizando como denominador común el blanco y el color mostaza que desencadena  sentimientos de calidez y aumenta las emociones positivas.

 

El baño-spa y la cocina, la interiorista recurre a una paleta de colores neutros como el beige, el blanco y el gris claro para recrear en ambos espacios atmósferas minimalistas y cálidas, opta por instalar todas las griferías de lineas redondeadas con reguladores de potencia y temperatura tanto del baño como de la cocina, en tonos dorados que otorgan un aire elegante.

En el baño se prescinde de la clásica mampara y se instala un gran cristal fijo de grandes dimensiones que va de techo a suelo, lo que convierte el baño en un spa. Además se diseña un mueble a medida retroiluminado donde sirve de almacenaje para toallas y cestas de mimbre. Se coloca un lavamanos de mármol beige material noble y muy decorativo al mismo tiempo.