La interiorista Laura Cabré decide proyectar una vivienda acorde a las necesidades de los próximos inquilinos, apostando por dos conceptos la entrada de luz natural y la amplitud de espacios.

En este proyecto la cocina pasa a ser un área importante de la casa, ya que la abre hacia el comedor, diseña una isla que propicia el diálogo entre el comedor y la cocina.

Se instalan dos lámparas encima de la isla que favorece el juego de luces con el resto del ambiente.

En esta ocasión el color negro es elegido por la interiorista Laura Cabré en el mobiliario de la cocina, con una encimera de mármol en tonos marrones y negros con el fin de dar un acento elegante y original.

Para las paredes de la cocina y comedor se opta por el blanco consiguiendo espacios más diáfanos y luminosos.

Es primordial dar amplitud a esta vivienda, por lo que se decanta por utilizar el mismo pavimento de lamas de gres porcelánico con textura de madera en toda la vivienda exceptuando la zona del baño

En la habitación principal la pared del cabecero de la cama se pinta en color nude que aporta calidez. Se instalan dos lámparas colgantes doradas de luz led, siendo el cable de tejido y color negro de estilo minimalista.

El baño se convierte en un pequeño spa la zona de la ducha se instala un cajón con luz led que sirve al mismo tiempo de estante para depositar los jabones. Siguiendo con el concepto de spa-baño, la interiorista apuesta por integrar el mismo pavimento de pared y suelo con un terrazo en tonos blancos grises y negros. Dejando una parte de la pared pintada con color cálido teja. Se instala un gran espejo redondo con marco dorado.

La paleta cromática utilizada se basa en colores dorados, negro, blanco, gris teja y nude con el objetivo de crear un ambiente abierto fresco neutro, pero con algún toque de color para dotarlo de su propia personalidad. Se logra una atmosfera de serenidad que agrada a todos los potenciales inquilinos, ya que esta vivienda está destinada al alquiler.