La propietaria se acerca a la interiorista Laura Cabré con la intención de dar un giro de 360º grados a esta vivienda con el fin de revalorizarla y mostrar su potencial a los futuros nuevos inquilinos.

Teniendo en cuenta la ubicación del eixample modernista y el propio edifico, la interiorista apuesta por seguir manteniendo la esencia modernista con algunos guiños, pero al mismo lo readapta y lo convierte en un espacio donde se respira calidez. Lo consigue utilizando el color blanco y lo ensalza potenciando cada una de las estancias con una buena iluminación. 

La interiorista decide dar carácter a esta vivienda dando el protagonismo al baño y a la cocina para que el resto de la vivienda quede neutra para ser decorada con elementos de tonos suaves y neutros.    

El baño lo transforma en un spa-baño, aporta diferentes puntos de luz y crea ambientes más íntimos con los diferentes tipos de iluminación y sus intensidades. El pavimento es el claro guiño modernista, elige un suelo hidráulico, pero en esta ocasión determina obviar los motivos clásicos vegetales y apuesta por una pieza con dibujo geométrico en tonos tierra negro y teja que aporta también un estilo contemporáneo. Da amplitud en la ducha con un cristal que llega de suelo a pared aportando mucha luminosidad.

Para seguir en la misma línea de recrear un ambiente cálido y contemporáneo, en la cocina utiliza muebles de madera con un azulejo gris todo envuelto con formas orgánicas.

Y el resto del pavimento de la vivienda utiliza un gres porcelanico de tablones efecto madera roble.

Una reforma integral que ha logrado captivar la mirada de todos los públicos.